2 de julio de 2011

Lo sagrado y la masonería

No podemos despreciar que lo sagrado, comúnmente unido a los ritos, acompaña al hombre desde la noche de los tiempos y es un hecho desde el punto de vista antropológico que lo sagrado se transmite del mismo modo que las religiones o los ritos sociales, por tradición y por herencia social. Lo sagrado ha estado, y está, cimentando la cohesión social, sin que la razón haya podido, por el momento, sustituir la fe o las creencias por el pensamiento racional y que este pensamiento racional sea, incluso en el siglo XXI, la amalgama que aúna a la ciudadanía aunque solo sea por sentimiento gregario o identitario.

Si nos remontáramos a la prehistoria, podríamos afirmar que el pensamiento sagrado acompaña al hombre desde que alguno de nuestros antepasados decidió enterrar a un congénere dándole un honor especial, una despedida con sentimiento de grupo, de duelo colectivo, o por que no, cuando uno de los ancestrales antepasados levantó la vista al cielo buscando un rayo de sol en un amanecer que se le antojara tardío.

Gran parte del ritual masónico esta basado en la idea de transcender y esta idea es sagrada en si misma

Desde este punto de vista sería fácil concluir que el espacio, el lugar de lo sagrado en la masonería es la masonería en si misma, la razón de la misma masonería. Sin embargo esta fácil explicación tiene que ser argumentada para que se comprenda que la calificación de intrínsecamente sagrada a nuestra orden no puede ser una simplificación supersticiosa, para evitar, precisamente que que se vea la institución masónica en una religión o un sustituto de la religión, aun peor, esta simplificación podría derivar en el refugio de erráticos buscadores de la verdad que ven en la masonería el espejo o la base de cualquier pensamiento irracional.

Pero en masonería todo es símbolo y la búsqueda de la verdad y el estudio de la moral son actividades sagradas en si mismas sin necesidad de recurrir al miedo a la muerte. La masonería simbólica en su pureza encierra el origen de lo sagrado, el ideal y el ansia de la victoria sobre la muerte y posterior renacimiento como un ser preparado para afrontar la vida misma. La misma vida que simbólicamente abandonamos.

Sin embargo, esta condición masónica sagrada no implica, como indica el articulo primero de la constitución del GODF y cito “las concepciones metafísicas como del dominio exclusivo de la apreciación individual de sus miembros, rehúsa toda afirmación dogmática.” y el “Convent” de 1876 del Gran Oriente de Francia y cito: “La Francmasonería no es ni deísta, ni atea, ni tampoco positiva. Como institución que afirma y practica la solidaridad humana, es ajena a cualquier dogma y credo religioso. Tiene por principio único el respeto absoluto a la libertad de conciencia”, no implica pues, insisto, fe concreta ni sacralización religiosa alguna, se limita a entroncarnos con la génesis de lo sagrado, con los orígenes de la vivencia mística. Uso en este caso las palabra génesis y orígenes en su sentido primigenio, básico y puro del los primeros principios.

De todos los aspectos que rodean la masonería podemos deducir que el adjetivo de sagrado solo debería aplicarse a la sensación o interpretación del masón desde un punto de vista personal o en el ámbito colectivo aplicarlo a la practica ritual o al símbolo en si mismo, al símbolo vivo, al símbolo en acción que es la vivencia de la masonería. Es decir, lo sagrado nace de la vivencia y aprendizaje masónico en nuestro interior y no reside en ella como una revelación o conjunto de dogmas que nos llevan al camino de la unión con lo espiritual.

Lo sagrado en los orígenes de la masonería moderna

Si tenemos en cuenta la nula conexión sensatamente histórica entre masonería operativa y masonería especulativa podemos llegar a la convención de que la presencia de lo sagrado en la masonería moderna nace con ella o a raíz de ella y además, como incorporación en la creación de los diversos ritos y sistemas masónicos.

En una mirada a la masonería operativa, a los documentos tradicionalmente nombrados como de nuestra orden en los periodos pre-andersonianos, los manuscritos York, Regius, Cooke, Harleain, Sloane y otros menos conocidos como los de Chetwood o Graham incluyendo en esta lista los archivos de Edimburgo y los del Trinity College, ninguno, insisto, ninguno de ellos, hace referencia a la condición sagrada de la franca hermandad de los masones operativos ya estos configurados como un gremio con un cierto peso de su sistema de enseñanza, grados y organización, esta ya de corte iniciatico y de manejo de saberes profesionales únicos y diferenciados.

Masones operativos con ya cierto halo de pre-modernidad o pre-escuela iniciática de la masonería moderna como Robert Moray o Hamilton que ya practicaban un rito primigenio dentro de los cuarteles del regimiento escoces de New Castle, tampoco hicieron referencia al concepto sagrado o sacralización del rito o la practica masónica. Su adaptación primigenia a los ritos fue incorporación en las reuniones una estrella en forma de pentagrama que hoy conocemos principalmente en el grado de compañero que era presidida por las letras AGAPA, haciendo referencia a una contracción de la frase “amor fraternal” en griego.

Hago un inciso para resaltar que la primera forma de plantear un rito especulativo estaba basada en la fraternidad.

Esta claro que el rito de los escoceses de New Castle no era un método organizado, metódico, coherente y siguiendo una logia de relación iniciática masónica, por lo que es complicado asimilarlo a un rito como hoy lo conocemos. Es mas, parte de los integrantes de esta masonería primigenia abandonaron pronto el proyecto para fundar una institución mas científica, la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural, mas conocida como la Royal Society, deduciendo de este cambio que lo que realmente se buscaba no era la sacralización de un tiempo dedicado al saber si no la creación de un espacio dedicado al saber bajo la premisa del amor fraternal.

Buscando pistas sobre consideraciones sagradas dentro de la pre-historia de la masonería, solo encuentro referencias en los documentos históricos, a la fe cristiana, debido, mas que probablemente, al entorno social de la época mas que a una necesidad gremial u organizativa de los canteros. En este contexto, referencias a religiosidad cristiana las hay en gran cantidad, incluso algunas que son evidentemente influencias católicas, por ejemplo en los estatutos y constituciones de Estrasburgo, hacen referencia a santos, concretamente a “santos mártires coronados” Santos anónimos que en la tradición masónica serian Severo, Severino, Carpóforo y Victorino y el papa Melquiades los renombró como Claudio, Nicostrato, Simproniano y Castorio que no tienen nada que mencionar en su haber que ser mártires durante la época de Diocleciano. La relación supuesta con la masonería nace del oficio de escultor que ejercían estos santos.

El hecho que la advocación de los santos sea un componente mas concretamente católico que cristiano me hace pensar que los elaboradores de estos textos, la mayoría de ellos en el siglo XVII sean partidarios de la corriente socio-política de la época que vinculaba el orden social a la propiedad de la tierra por parte de los reyes y al sostenimiento real por parte de la gracia de Dios emanada por el papado, Luis XIV y Fernando II de Hasburgo así como los reyes Carlos I y II de Inglaterra eran defensores de esta tesis. Sin embargo la concepción de la masonería actual nos haría pensar, y de hecho así era, que los primeros masones modernos beben en las fuentes filosóficas que eran contrarias al poder real y del papado y que pretendían que el orden social se emanaba del derecho a la participación de toda aquel que subsistiera de su trabajo, sustentada por los whigs y presbiterianos y que convulsionaron el siglo XVII Europa occidental, especialmente Inglaterra, pidiendo la libertad de culto y el derecho individual a la propiedad privada y a la gestión por sufragio de la “res publica”, convulsiones que acabaron con la gloriosa revolución y mas adelante en las revoluciones francesa y americana. Recordemos que en la masonería simbólica algunos ritos de aumento de salario al grado de compañero la glorificación y por ende sacralización del concepto de trabajo es basica, es mas, el trabajo es lo que da plenos poderes al masón para ser un miembro de la institución, en total sintonía con estas ideas entonces revolucionarias

Retomando las advocaciones religiosas cristianas como única referencia sagrada en la masonería pre-andersoniana y valorando que esta es la única forma de unión del alma humana a lo Sagrado que se podría entender en la este periodo histórico, doy por sentado que estas referencias cristianas no son mas que fruto de la época y no son admisibles como parte intrínseca de la masonería. La cristiandad no es pues fuente sacra de la masonería sin perjuicio de que sus mitos y leyendas se hayan infiltrado o usado expresamente para la vía iniciática masónica.

Así pues, sin referencias históricas a los sagrado en masonería operativa, solo nos queda buscar en la masonería especulativa o moderna o en las interpretaciones personales.

Lo sagrado en relación a otras culturas

El concepto de sagrado tiene como fundamento la separación dual o binaria de los dos aspectos que el masón se encuentra en su vida diaria, por un lado, lo sagrado que hará referencia a lo espiritual sea esto un concepto común en la logia o los diferentes cuerpos masónicos o la relación de esta índole que tenga cada masón. Lo sagrado también son las concepciones éticas emanadas de nuestros símbolos, de nuestras ideas y por que no también de nuestros valores.

Las culturas clásicas, tanto occidentales que en un principio pueden parecer mas próximas a la cultura actual de los europeos, como las orientales aunque con visiones distintas han exaltado lo sagrado:
Confucio decía que “Si no se respeta lo sagrado, no se tiene nada en que fijar la conducta”, relaciona la ética personal con lo sagrado, que como veremos, también lo hizo Homero.
Platón decía que “el amor emanaba de la comprensión que el ser sagrado late dentro del ser querido”
Kant escribió: «La humanidad en nuestra persona debe ser sagrada para nosotros mismos, porque el hombre es sujeto de la ley moral y, por tanto, de lo sagrado en sí, de aquello por lo cual y de acuerdo con lo cual también sólo algo puede ser calificado de sagrado»
Confucio indicaba que lo sagrado era el camino de la ética y la moral, sin embargo Platón ahondaba en el concepto del amor como vía y residencia de lo sagrado, kant, sin embargo Kant sacralizaba la humanidad en su recipiente próximo de uno mismo.
Homero, en su Odisea apela al sagrado e inviolable deber entre los griegos tenía la ley de la hospitalidad. Todos los extranjeros y pobres estaban bajo la protección directa de Zeus, dios supremo y padre de dioses y de hombres, y cualquier persona que no acatara esta ley cometería el más abominable de los sacrilegios para un griego y este ejemplo es relevante por la sacralizacion de un deber, ajeno y a la vez vinculado totalmente a la idea clasica de sagrado como concepto relacionado con la divinidad o la metafísica.
Vemos pues que la idea de sagrado no es vinculante a la fe ni mucho menos al concepto de dogma, pues esto sería una reducción al pulimento de la piedra bruta para encajar en la realidad para convertirse en una adaptación de uno mismo al molde de los vicios y pasiones que nos atan y a las visiones dogmáticas que nos circundan.

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